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Jorge Ayala soñó toda la vida construir los particulares recipientes. A través del Capital Semilla, consiguió capital y tras emprender espera mantenerse en el negocio. Las jarras cerveceras son de laurel, raulí, lenga, castaño, nogal y hasta mañío.

59 años tuvieron que pasar para que Jorge Ayala cumpliera su sueño. El emprendedor, técnico eléctrico de profesión, quiso toda la vida construir jarras estilo medieval, y fue a través del Capital Semilla de Sercotec, que pagó su deuda.

Las jarras cerveceras son de laurel, raulí, lenga, castaño, nogal y hasta mañío . "La gente me dice tu trabajo es envidiable", dice el hombre oriundo del sector de Gómez Carreño en Viña del Mar, y al que se le puede encontrar en su sitio web Taller La Taberna . Ahí también hay información para poder hacer la compra, y conocer los valores. 

Como técnico electrónico trabajó en la Armada, y en el mundo privado. Ahora, es una de las 6 de cada 100 personas de la región que comienza un emprendimiento entre los 50 y 59 años de edad , de acuerdo al Estudio de Perfil Emprendedor de Valparaíso que elaboró Sercotec en base a datos de 2015. 

Pero como toda historia, la de Ayala partió desde la experiencia personal. El hombre elaboró una jarra para uso propio que poco a poco se ganó la aceptación entre quienes se fascinan con el mundo medieval. Luego de eso, reflexionó: " Si las puedo hacer, las puedo vender ”.

Y así, pensó en su emprendimiento, y lo llevó a cabo. " Lo único que quería era hacer esto, desde que soy niño me ha gustado trabajar con madera (…) no me iba mal, pero luego uno se da cuenta qué feliz sería trabajando en esta cuestión de palitos todo el día y en eso estoy ahora".

A través del aporte del Estado, este viñamarino recibió capacitación, pudo realizar compra de maquinarias e insumos con los que pudo alivianar el trabajo y acortar los tiempos de producción. “Cuando empecé a trabajar con ellas (maquinarias) se me acortaron los tiempos de producción. Me demoraba 5 días en hacer una y hoy me demoro dos días y medio”, contó.

Así, fue a comienzos de abril que comenzó formalmente su empresa de jarras medievales de una y dos pinta (unidad de volumen inglesa), que son las mismas que permiten el brindis a la antigua, "con el choque de vasos que deja cicatrices que tanto gustan", concluyó orgulloso.

Publicado por: Juan Riquelme Díaz

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